viernes, 7 de diciembre de 2007

Paloma herida



Como los cuerpos inertes que devuelve el mar esa paloma que negó el cobijo del ave de cresta hoy quiere volver. Sus alas están quebradas, su alma débil, su vuelo intermitente. El lado derecho de su pecho sido golpeado por un cazador furtivo, de esos que sólo juegan con la presa, no la aniquilan pero tras el gozo de tenerla, se divierten, la aprisionan hasta casi ahogarla y luego le permiten respirar y le alcanzan un falso cariño para después volver a lo mismo. Sólo explotan las ansias de protección de un espíritu herido…

Ella, quiza arrepentida, ha retornado su vuelo, se ha dado cuenta que siempre quiso al ave de cresta y hoy busca su mirada, su atención. Otea su contexto, lo vigila con un maquillado aire de indiferencia.

Pero, vaya ironías, la noche ha caído sobre el cielo de posibilidades de la hermosa y triste paloma. Ya es muy tarde para ella. El ave de cresta planea en sentido contrario, se da cuenta que la ha dejado de amar. Su corazón lo guia hacia un horizonte muy lejano pero que asoma brillante…