Gozo, sufrimiento, alegrias, penas, subidas, bajadas, amor, desamor, ganar, perder. Pasada la base 30 encuentro - ¡al fin!- el espacio que buscaba para escribir lo que verdaderamente siento - así sea aburrido leerlo-y no parametrarme a las coyunturas noticiosas o requerimientos de un editor de tv, radio o periodico. ¿Quién soy?... un inefable que intenta ser bueno, un extraviado que quiere encontrarse...
viernes, 18 de diciembre de 2009
Esos 'rosados' que tanto friegan eh...
“Hola como estas, espero ke podamos ser amigos, me llamo….,soy de trujillo, y nada mi correo es.. espero ke me des tu correo, bueno vi tu perfil, y te agregue espero no incomodarte, soy educado respeto a la gente, y nada merezco respeto tambien,bueno no tengo mas ke decir espero ke te vaya en todo, cuidate espero tu mensaje, me pareces muy atractivo, hasta pronto bye “
Hace unos años, una novia universitaria muy ‘cool’ me dijo, entre seriedad y broma: “contigo no tengo temor de las mujeres, más tengo temor de los maricones”. Fue minutos después de bajar de un micro atestado de pasajeros y donde un tipo, de esos que de lejos parecen pero de cerca son, tuvo la osadía de lanzarme una supuesta mirada atrevida, sin importarle su presencia.
A esas alturas de mi vida, con más problemas económicos que un libro de Baldor, rebelde estudiante resignado a sufrir de clases aburridas y profesores desabridos, fanático del fútbol y redactor del principal diario local trujillano, 23 años y templado de una flaca más derecha que un parante, nada me interesaba menos que reparar en si un tipo con brazos velludos usaba faldas, un gordo que calzaba 46 se ponía tacos o el negro Perico Juárez quería que le llamen “Lucía” y ser potona como Jennifer López.
Sin embargo, a mi chiclayana de marras, tan dulce como rapaz para intuír todo lo que pasaba a mi alrededor, no se le escapaba un sólo detalle. Y ese comentario, que sentía indiferente en ese momento, encerraba un presagio que años después, se ha convertido en un modus vivendi para este pobre trasuntador de caminos agrestes en búsqueda de la panacea para los males del existencialismo.
Desde esa bendita frase a la fecha, son cientas las anécdotas que en torno a los colegas de Carlos Cacho y, para mi triste reconocimiento, he sumado. La primera, calificada así porque resultó la más “famosa” me ocurrió con la Chola Natacha, un famoso travesti que a mediados de los noventa rayaba con sus parodias de una mujer andina con aires de diva en América Televisión.
Ella, o él, llegó a Trujillo para inaugurar un casino. Se tomó casi dos jarras de vino y, entonces, pretendió “levantarse” a un flaco periodista del diario decano que sólo quería entrevistarle, pero no meterse a su cuarto de hotel y “armar una fiestita” como le propuso mientras se relamía los labios y le cogía fuertemente del brazo derecho en medio de cientos de casineros de la calle Orbegoso. Felizmente, escapé a tiempo.
Luego, mucho agua ha corrido bajo el tiempo. Desde fotógrafos testarudos hasta anónimos acosadores pasando por amigos verdaderos que no se mandan porque no les ofreces ninguna posibilidad, banqueros recatados que se admiran de la prosa de un columnista de opinión o hasta compañeros de universidad hoy metidos de abogados. Y ya lo último fue este tipo que, hace tres días, me envió un mensaje a mi casilla de correo electrónico y con cuyas frases inicio este escrito. Parece mochilero, se viste rosa y no aparenta ser gay. Un León Melquíades versión humana. Igual, me llega al…tamente.
Que Ollanta salga presidente para que fusile a los que son tan lanzas!!!!
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