“Pasa una flaca bien rica, con una minifalda que aloca, todos la jodemos y tu te agachas, no dices nada, pa´ mi que eres gay”. Son casi las 7 p.m. en la cuadra tres de la av. Pablo Casal y las embriagadas palabras de David lejos de sonarme a ofensa me resultaban, dentro del profundo pensar estúpido al que uno puede caer en momentos de depresión, una alternativa. Vacía, hueca, imbécil sí, pero alternativa al difícil trance de querer enamorarse.
Ya han pasado muchos años desde la última vez que me ocurrió. Y varias mujeres intentando regresar ese sentimiento. Y casi ninguna que se acercara a lo que mi corazón reclama. Y ninguna que concrete lo que anhelo. Y besos y abrazos, y horas de pasión y promesas infinitas, y regalos y emociones, y viajes en pareja y abrazos con fondos naturales hermosos, y risas y llantos, y cargas de culpa y corazones dañados e ilusiones que nacen inmensas como una montaña y se quiebran, luego, débiles como una cáscara de huevo. Y en tanto, sigo igual, pétreo, inerte al verdadero amor.
Así que mientras sonreía y observaba al insensato David tras su inesperado comentario, me preguntaba: ¿Qué importaría ser del bando opuesto a cambio de encontrar la felicidad plena?, ¿si como ladrón, drogadicto, estafador o down, lesbiana o gay concretas ese hermoso ideal vale lamentarse?, ¿no es acaso ello el fin supremo de la existencia?, ¿Quién dijo que felicidad es sinónimo de hechos nobles?, Sócrates, Platón, Alejandro Magno, Da Vinci, Oscar Wilde, George Michael, Fredy Mercuri o hasta Jaime Bayly y otros celebres homosexuales no sirven como ejemplos?
Si eres feliz como tal eso es lo único que vale. Y lo demás, voces de bajo tono en una sociedad hipócrita y primaria, se va a la mierda si estás bien contigo mismo.
Y me encantan las mujeres y las seguiré admirando, sean flacas ricas o gorditas sexys, altas de caminar elegante o bajas de mirada sensual, con minifaldas que alocan o pantalones que marcan una linda figura. Pero, eh, ¿quizá debí nacer gay para poder encontrar mi media naranja?
Gozo, sufrimiento, alegrias, penas, subidas, bajadas, amor, desamor, ganar, perder. Pasada la base 30 encuentro - ¡al fin!- el espacio que buscaba para escribir lo que verdaderamente siento - así sea aburrido leerlo-y no parametrarme a las coyunturas noticiosas o requerimientos de un editor de tv, radio o periodico. ¿Quién soy?... un inefable que intenta ser bueno, un extraviado que quiere encontrarse...
lunes, 25 de febrero de 2008
martes, 19 de febrero de 2008
Búsqueda infinita...
Hacia mucho tiempo que no recurría a mi singular amigo. A este cuadriculado tipo de cobertura negra y gorrita permanente donde se lee “Intel” y que me resulta, será por que es mudo y nunca hace gestos, tan condescendiente. Han pasado muchos días desconectados.
Y no lo hice, reconozco, abrumado por ese bendito defecto que cuantas veces me gana las batallas: frustración. Esa combinación de resignación y rabia devenida, esta vez, y cuando no, por las nuevas frustraciones que en mi ruta de búsqueda del amor he encontrado…
Partí con la mejor de las expectativas, ilusionado, dispuesto a saltar el muro de mis indecisiones y miedos. Y otra vez, una más… Ni su belleza, su sensualidad, su ternura o esa dulce disposición de asentir ante un pobre tipo integralmente desordenado como yo, pudieron despojarme de esa maldición de no amar que – así empiezo a creerlo- ni el mayor exorcista podrá derrotar.
Carajo!, será que estoy condenado a no enamorame? debo preguntarme... ...y el mutismo de mi alma me suena a tácita afirmación…
Hoy, salgo desde hace unos días con una chica. Más belleza, más ternura, más capacidad intelectual que tanto me atrae en una mujer… y quiero sentir que esta vez será diferente y trato de poner todo lo necesario. Pero nuevamente las sombras del fracaso asoman en mi horizonte. Ya lo siento. Y no quiero hacerle daño ni dañarme tampoco, no, no otra vez.
Más aún, leo el portal de un tipo al que siento tan símil conmigo en sus devaneos de personalidad y búsqueda de su mitad, media naranja o espejo de su alma y me entero que sí, la hizo, lo logró y él si está feliz: se enamoró y es correspondido. Su blog ha sido el cúpido y M la doncella que lo flechó.
El, como el malpensado, ha buscado hace buen tiempo… ojalá su felicidad también sea mía algún día…
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