miércoles, 14 de mayo de 2008

Gracias...



A propósito de celebrarse el homenaje al ser más importante del planeta, confieso, no he podido, entre miles de ideas, cavilar una que plasme todo lo que representa mi madre. Ni el más celestial de los conceptos podría siquiera acercarse a lo que significó y significa en mi vida diaria. Una ruta que sigo con los tropiezos lógicos de un tipo con decenas de defectos pero que siempre me ofrece salidas, luces que me permiten alcanzar la superficie, lámparas incombustibles que siempre porta la hacedora de mis días….

Gracias por cada noche que, luego de tus labores como farmacéutica y retando a tu cansancio, te esforzabas por enseñarme las lecciones escolares.
Gracias por las reuniones anuales en la Juguería San Agustín cada fin de año que te entregaba un diploma de aprovechamiento en mi escuela.
Gracias por esa abnegada dedicación por los enfermos que cada día y a cada hora asistían a tu consultorio.
Gracias por preparar esas ricas tortas de harina en épocas de escasez de pan.
Gracias por levantarnos cada mañana y prepararnos para asistir a la escuela.
Gracias por correr despavorida hacia el cuarto que ocupaba junto a mi hermano cada vez que ocurría un temblor y abrazarnos para protegernos.
Gracias por comprarme mis primeros zapatos de fútbol, una noche que rompí en llanto por no tenerlos.
Gracias por ese espíritu extraordinariamente altruista a favor de los que no tenían, por obsequiarles las medicinas cuando sabías que el dinero no les alcanzaba.
Gracias por soportar el dolor y reír cada vez que te apretaba la nariz en son de cariño.
Gracias por promover el respeto y cariño hacia mis hermanos de padre.
Gracias por defendernos aquella noche que asaltaron la farmacia y nos apuntaron con una pistola.
Gracias por tus exquisita “Gallina entomatada”, el único plato que sabias preparar los domingos.
Gracias por mi bicicleta “Goliat”.
Gracias por soportar mis depresiones y rabietas.
Gracias por estar siempre a mi lado…

No hay comentarios: