sábado, 18 de octubre de 2008

¿¡Todavía no tienes hijos!?



Probablemente a quienes superan la base tres les pasa comúnmente. Más aún si en su normal entorno habitan algunos sobrinos pequeñines de irresistible encanto y decenas de adultos coetáneos que cargan niños en brazos y que, si no nos relatan con entrañable gozo el placer de tener hijos, nos enrostran a cada rato esa deprimente pregunta: "¿tienes hijos o todavía?" , "¿ya eres padre o aún no?"

A mi me pasa de tanto en tanto y la verdad, cada vez me resulta más complicado asumirlo sin que el desconsuelo y las nostalgias por parejas con las que me hice extremas ilusiones paternales me aborden. Y continuamente me pregunto cual será la razón de esta necesidad casi angustiante y tan repentina también. ¡Si hasta hace unos años de sólo pensar en hijos me ocasionaba ahogamientos! Y las respuestas abundan, pero no atino a saber cual será la verdadera.

Y bueno, por el momento me consuelo con darle algunos caprichos a mis sobrinos -como Alejandrita, la hija de mi hermano mayor, Manuel- o intentar ver en algún humilde niño que se me cruza en el camino al hijo que, espero, algún día tendrá que soportar a un padre medio loco. Sólo espero, mientras esa hora llega, no seguir encontrando esos amigos de mucho tiempo que te ametrallan con esas preguntas tan inoportunas "¿carajo, que todavía no tienes hijos oye?"

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