martes, 15 de julio de 2008

Añoranzas...


En los últimos días, sin quererlo, he vuelto bruscamente a continuidades que desde hace varios años ya no realizaba. Aceptar invitaciones a programas radiales y de televisión para comentar coyunturas noticiosas –deportivas, claro está- además de reiniciar una columna de opinión en un diario local me sumergió de nuevo en ese mundo que tantas alegrías me dio y abrace desde muy pequeño pero que, por esas intrincadas rutas que ha veces te depara el destino, debí dejar hace un tiempo.
Volver a opinar, hacer respetar mi criterio, sentir la atención de cientos de personas y sobretodo, saber que lo que uno expone es escuchado o leído con atención, me trajo añoranzas, melancolías dentro de un humano tan amigo de la nostalgia.

“Hola Rigo (seudónimo para Oswaldo Rivasplata que utilice para firmar artículos durante algunos años), como estás a los tiempos que te vemos por acá, ¿volviste a la radio?”, me preguntaba Augusto Ballena, un longevo comentarista deportivo que de mucho tiempo no veía y se me cruzó en la cabina 4 del estadio Mansiche. Otra, más emotiva incluso, doña Rosa, me saludaba con efusividad en la puerta Sur del mismo escenario mientras cocía sus casi legendarios anticuchos a una muchedumbre que abandonaba el recinto alegre por el triunfo del Mannucci. “¿Cómo le va amigo, a los tiempos diga?, ya no lo he escuchado en la radio, Don 'Pocho' siempre viene por aca oiga”?, proseguía, recordándome a Carlos Balarezo, un colega con quien compartí programas deportivos por varias temporadas.

Pero si de emociones se trata lo que el popular Culay –un antiguo utilero de clubes trujillanos- y un desconocido boletero de la puerta 8 del Mansiche me expresaron luego que intentaba explicarle que había olvidado mi antiguo carné de periodista deportivo, rayó con el llanto: “¿Que te olvidaste el carné?, no se preocupe usted señor, aquí lo conocemos hace tiempo, pase nomás, adelante”

Así, gracias a caprichos del tiempo que me absorve las energías en mi actual labor, en las últimas cuatro semanas he acudido al estadio más veces que en los dos años recientes y he comentado en la radio en múltiples ocasiones. Pero, mejor aún, he sentido un placer y comodidad tal que me recuerdan mis ocho años de andanzas entre noticias, cables informativos, pantallas de tv, cabinas de radio, teclados y redacciones, pero además mis sueños de niño y pelota al pie: ser periodista deportivo. Y entonces, me pregunto, consciente que la corriente es fuerte: ¿cuándo volveré?

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