Hace unos días leí un emotivo testimonio de César Clavijo a propósito de un nuevo aniversario del vespertino Satélite. Y no pude evitar las nostalgias cuando el ‘negro’, con esa limpieza que acostumbra, recordaba pasajes vividos en ese ‘huarique’ de auténtico periodismo añejo de 5 x 20 metros ubicado en el segundo piso de la casona de los Cerro Cebrián y que hoy, con suma justicia, envidiable orgullo y mucho de bohemia, celebra 40 temporadas como líder en ventas de periódicos en La Libertad.
Allí, y para no salirme del contexto deportivo que esta columna exige, con muchas amanecidas de por medio y entre fotos de blanco y negro de ´Cuchala’ Larios, Antuco Frontado, Moacyr Pinto, ‘Tato’ Meléndez, Pedro Horna, Jorge Pacheco y Diana Uriol, otras coloridas de Juan Caballero, ´Calín’ Delgado, Walter Terrones y Karen Zapata, el carácter risueño de ese notable fotógrafo de deportes que fue don Jorge Rocca, las singularidades de ‘Fermor’ y los gritos desaforados de don Víctor Hugo Paredes cada vez que el área de Impresión nos acosaba y la entrevista en contraportada no se terminaba, consolidé mi cariño por el periodismo deportivo.
Fue hace más de 10 años cuando pise su suelo de madera manchada y me incorporé a su hermandad, cinco desde que busqué nuevos rumbos. Y ese tiempo, lejos de atenuar el recuerdo hacen nítidas esas antológicas discusiones de callejón y mucha comedia entre el Director, el ‘Flaco’ Rocca y don Gilberto Reyna, el carácter entre duro y afable pero siempre conciliador de doña Carmencita, las columnas de don Elder Lázaro y, vaya lujo, esa adrenalina que los mayores libros de Restrepo evocan pero que solo en Satélite se siente tan claro y contundente como el mejor golpe del recordado ‘Romerito’: la emocionante tensión por el cierre de edición cada medio día. Que los cumplas feliz. Hasta la próxima.
(Lo escribí hoy, para la edición del miércoles 21 del diario La Industria. Me trae muchas nostalgias este diario. Quise compartirlo contigo)
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