martes, 1 de junio de 2010

Ilusión...


Siempre he dudado a la hora de elegir cual ha sido la mujer que más he deseado en la vida. Mi ideal. La que sueño. Esa que copa todas mis expectativas ilusorias y completa la escena del matrimonio fantástico donde soy protagónico y vengo vestido de frac. La pregunta, como resulta obvio, me la han hecho no pocas veces, como también ocurre con las del sexo femenino respecto de cual es su hombre pleno.

Y no ha sido sino hasta muy reciente data que, entre tantas vacilaciones y memoria frágil, entre Jenifer Lopez, Ornella Mutti, Sandra Bellucci, la peruanísima Cati Caballero y hasta la carioca Paloma Fuccia, me di cuenta que no había otra como Olenka Zimmerman…

Dios, cuantas veces quedé pasmado con su belleza entre angelical y diabólica, con su mirada de ángel y figura de fuego. Cuantos sueños, cuantos pensamientos, cuantas hojas con su rostro. Y hoy, cuando termino mi rutina de revisión de noticias de cada mañana, mi rubia de cuarenta y uno – hace 25 años la veo y resulta como el vino- recién revelo esa característica que la hace diferente, ese detallito que saca ventaja frente a una sociedad repleta, saturada - como ella propia responde-  de mujeres hermosas, y que no sabía diferenciar, quizá absorto por su belleza : intelecto.

Nunca en portadas escandalosas o conflictos de callejón, nunca calata por rating, menos siendo blanco de guionistas que buscan cerebros huecos en cuerpos hermosos, mi Olenka ha sabido llevar un perfil sino bajo sí cercano al respeto, la clase, al valor que una modelo profesional, con hijos y buena reputación ha llevado desde sus comienzos, hace más de 20 años. “Mujeres hermosas hay por todos lados así que… me gusta leer buena literatura, hacer deporte, bailar, tomo uno que otro trago y hasta fumo como una chica normal pero muy medido pues tengo asma… busco una belleza integral… guapa por fuera y por dentro”. Por eso te quiero tanto eh. Pero, eso sí , nunca, jamas, como adoro a mi Debora, mi monjita querida!

Lástima que el Pelo Madueño – al menos más feo no se puede ser y es un consuelo- me ganó la partida.

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