Carlitos tiene siete años. Estudia en la escuela Josefina Gutiérrez Fernández y cursa el tercer grado. Son las 8 de la mañana y la plaza de armas luce casi vacía como ocurre cualquier sábado. Pero él no va con la tradición y, como soldadito en alerta, está muy atento a un acontecimiento especial: la llegada de su profesor de la academia de fútbol. “No me acuerdo su nombre pero nos enseña bien, viene de Trujillo, de la ‘deporvida’” nos dice mientras apoya la cabecita en una de sus rodillas y se acuclilla, tratando de soportar el intenso frío que a esta hora se siente en Chocope y adivinar quién será ese flaco preguntón con barba crecida y cabello desordenado.
El ‘enano’, flaquito y vivaz como un tordo, es uno de los 110 niños que desde hace más de un mes forman parte de un ambicioso proyecto en esta zona de amplios sembríos y casas de barro, de perseverantes gentes pero muchas carencias. Junto a su ‘gallada’ del caserío de Sintuco, uno de los once que ocupan el distrito fundado en 1535 por el español Diego de Mora, asiste cada fin de semana a las clases que imparte el profesor Henry Córdova en el estadio Municipal, en doble horario. Su motivo principal es obviamente, aprender los secretos del balompié y divertirse con lo que más le gusta hacer. Sin embargo, y quizá sin quererlo, aprende mucho más que eso gracias al poder de atracción que tiene el juego más popular del mundo y que una institución trujillana ha sabido aprovechar con enormes resultados.
“DeportVida, como lo señalan su propio nombre, supone vincular el deporte con el desarrollo personal y grupal; osea, utilizarlo como medio de evolución social ya sea para mejorar niveles nutricionales en menores de edad como es el motivo de este programa o prevenir problemas de autoestima , drogadicción, alcoholismo, sida o cualquier otro flagelo social que ataque a algún sector”, nos explica Rina Gamarra, Jefa de Proyectos de esta entidad y quien hoy está preparando los materiales y estructuras que se requieren para el segundo taller de psicología dirigido a los padres de familia que conforman el plan.
“Lo medular está en saber aprovechar el enorme arrastre popular que tiene el deporte; la atención que ponen los niños es prolongada cuando de jugar fútbol, vóley o ajedrez se trata y entonces, nosotros aprovechamos eso para insertarles los mensajes y cambiarles los hábitos además de reforzar esas actitudes con capacitaciones en psicología y nutrición a ellos y sus padres a cargo de profesionales de la materia”, continúa, antes de coordinar con el psicólogo de la entidad los objetivos de la charla matutina.
En tanto, “¿se han alimentado bien hoy?, seguro que sí, pues de lo contrario no podrán ser buenos deportistas, ¿por qué eh?”, irrumpe el profesor Córdova hacia un grueso grupo de alumnos de entre seis a nueve años que ya ocupa la plaza mayor y le responde al unísono celebrando su arribo al pueblo: “¡sííí, porque mente sana en cuerpo sanoooo!” Carlitos, lógicamente, se ubica primero, como capitán, como su ídolo Cristiano Ronaldo, el gran delantero del escuadrón portugués y del Real Madrid.
“Soy profesor de Educación Física y trabajo con niños desde hace muchos años e, incluso, he hecho proyectos similares con el director de esta entidad en zonas mineras. Así que, cuando me propusieron trabajar en este proyecto no lo dude un instante pues, además, su idea me resulta novedosa; es una forma muy eficaz de llegar a los adolescentes y luchar contra los problemas que soportan. No se trata de hacerlos jugar y enseñarles técnicas o tácticas, no, lo que aquí se busca es usarla (la actividad deportiva) como medio hacia un cambio específico y, créame, los resultados ya se están viendo pues los chicos siguen aprendiendo simples hábitos de higiene y alimentación” nos cuenta en su camino al estadio seguido por una tropa infantil que no deja de hacerle barra.
La mañana sigue su curso, todavía silente y con sol insinuante en la tierra del entrañable ‘Loco Moncada’ que José María Arguedas hizo inmortal en El Zorro de Arriba y Zorro de Abajo. Empero, ya son 43 los padres de familia, entre hombres y mujeres, que escuchan atentos la amical disertación de Sergio Yupanqui, encargado de las capacitaciones psicológicas, bajo la supervisión de Rina. Como Superar Problemas de Pareja en Familia es el título de la charla, esta vez. “Los niños, señores padres de familia, nacen con la mente en blanco, como un papelito; por tanto, no heredan las malas o buenas costumbres sino que las recogen de sus padres, entorno o familia y eso vamos a mejorar… premiarlos cuando se esfuerzan y llamarles la atención cuando se portal mal pero nunca agresivamente es muy adecuado…”, se escucha de voz de un tipo con camisa blanca y pantalón de vestir que camina frente a ellos mientras señala una pizarra acrílica. La próxima semana será turno de Nataly Vargas, quien dirige los talleres nutricionales.
En paralelo a la sesión, en un espacio contiguo del salón consistorial de la municipalidad distrital, 33 pequeños reciben clases de ajedrez a cargo de Jesús Flores, el responsable de esa disciplina en la organización no gubernamental: “La reina es protegida por el rey y su comitiva, como deben hacer ustedes, niños, en su familia, respetarla y cuidarla siempre a la mamá”. El fin, obviamente, no es únicamente enseñar a jaquear o descubrir un Julio Granda. La meta es más grande que generar atletas, es insertar valores y prevenir tragedias sociales en sectores tan necesitados como Chocope: formar mejores personas y, por ende, mejores sociedades.
(Esta ha sido mi crónica más reciente, publicada en el diario La Industria de Trujillo)