Nunca supe que comida era su preferida. Tampoco si
disfrutaba más de la lectura o la música. Además, hasta ahora reflexiono porque
no le gustaba bailar si quien suscribe es afecto a mover el esqueleto aunque
genere vergüenza. Quizás las inquietudes y desordenes propios de un adolescente
rebelde evitaron que pudiera revelar esos enigmas antes que ascienda, un día de
mayo, cuando el hacedor convocó a nuevos ángeles.
Sin embargo, claro si me queda, cual sonido del rayo en una
noche silente o aquella única vez que me
dio ‘catana’ por no ir a la escuela, su ferviente solidaridad, su alma de apóstol.
Esa permanente intención por ayudar a quien se lo pidiera sin distingo de
clases y que la hicieron inmortal. Pues ella no expiró. Más aún, su masa creció
sideralmente y, cual Urano, se ha hecho vigilante de una sociedad cada
vez más desigual hasta hacerse sentir en cada esquina donde el marginado te alza la
mano o la injusticia acosa.
Pues en aquellos que saltan cual conejos frente a tu parabrisas mientras el semáforo
sigue en rojo o en esos tiernos que limpian lápidas en cualquier cementerio, ella está. Allí donde la esperanza parece pérdida y los cuerpos
deambulan saturados de droga, levita. En esa última chocita que rasga los cielos y habitan débiles pastores atentos a su rebaño, mora. Donde los niños sufren desnutrición y sus padres
lloran por no tener. En todos los débiles
que te alimentan con una sonrisa agradecida y evocan las madrugadas sanando
enfermos en un pueblo pobre, las donaciones de medicina a quienes no tenían o
los consejos profundos a quienes no entendían.
Y, claro es, en las ideas de aquel
loquito que daría la mitad de su vida por retroceder al tiempo y robarle cinco
minutos de aquellas noches con libros
abiertos y una hermosa señora que,
aunque muy agotada, pacientemente me explicaba las materias al amparo de una
vela casi derretida. Era ella, doña Rosita, la que debió ascender, pero nunca
morir. Y no en un 31 de agosto, su fecha de nacimiento.
1 comentario:
Mi loquito lindo, tus hermosos angelitos están siempre junto a ti.
Te quiero mucho.
Kety Patricia.
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