Hoy hace dos días que te visité. Encontré tu hogar vestido de flores y una hermosa manta verde sobre el piso de tu ventana. Y te confesé mis alegrías y penas. Y te pedí consejos. Y rogué por todos. Y me escuchaste, como siempre.
Y observé, como no había ocurrido antes, una tarjeta de fondo rojo adherida a una rosa del mismo color que decía “Para una mujer extraordinaria”. Y no pude evitar las lágrimas… “Sólo un minuto” exclamé desde mi interior, desde mi corazón agitado y emocionado. Sólo 60 segundos quisiera. Y nada más, Hacedor. Bastarían para plasmar en un infinito abrazo cuanto amor te profeso y curar esa nostalgia que me abordan cada vez que te recuerdo, mi querida madre.
Y te diría “Te amo” una y otra vez. Y esa frase portaría todas mis afectivas intenciones: las ganas de llevarte a un viaje a Europa añorado; de cogerte de la mano, cruzar el cielo y reunirte con tus padres, mis abuelos; de convocar a toda la familia y cenar a tu entorno, de llevarte a conocer tu nueva casa, que lograras abrazar a tus añorados hermanos, de aconsejar a tus hijos y besar a tus hermosos nietos… Sólo 60 segundos, Hacedor.
2 comentarios:
wow!!
pasmada
hipnotizada
wow!!!
con ganas de leerte mas!!
Espero no me juzgues por mi blog...una locura
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