sábado, 26 de mayo de 2007

Fuerza, Gonzalito

“Hola tío… ¿qué hago me preguntas?, estoy jugando con mi mono… y no como pollo, el pollo no me gusta… ¿cómo tas?.. chau tío… en la tarde te iré a visitar..”.
Gonzalo tiene seis añitos, es el primero de mis sobrinos y el que más quiero dentro de esa enorme dimensión amorosa que tengo por mis tres “hermanitos menores”. Y es que, debo reconocer,  al enano este le profeso mayores afectos por ser el primero que llegó al mundo, el de mayor cercanía física –vive en Trujillo, muy cerca al domicilio de mi padre- , el que se parece a mí – varios suponen que es hijo mío- pero además, porque es el primogénito de mi hermano mayor, Manuel.

Empero, por estos días la situación no es tan llevadera con mi querido 'anteojitos'. Su madre, en un arranque de errada pasión y descontrol, se lo llevó con engaños a Tarapoto, una ciudad de la selva peruana. Allí lo ha matriculado en una escuela estatal y situado en una vivienda que ha alquilado mientras intenta administrar, junto a su actual pareja, una empresa de venta de comida.

La situación, plena de conflictos y despropósitos, por tanto, no es la más propicia para Gonzalito y así lo percibí en la corta comunicación telefónica que tuvimos. Conozco a mi enano y sé que sufre lejos de sus amiguitos de colegio – aquí fue matriculado en un escuela particular de gran nivel-, de su piscina en el Club Libertad, de sus muñecos Batman y el Hombre Araña, de su hermanita Alejandra, de sus abuelitos y de su querido padre, Manuel, un tipo, que al margen de errores inevitables en cualquier mortal, ha asumido con total responsabilidad los deberes morales y económicos con su vástago. Lástima que por el lado maternal – no quiero prejuzgar pero así parece- no se pudiera decir lo mismo. Y ya van más de 40 días que no lo veo.

Desde esta humilde esquina – y haciendo fuerza todos los que te queremos y extrañamos- : fuerza sobrino, tu abuelita Rosa y el Hacedor harán que pronto vuelvas con nosotros. Juro que sí.

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