Ahora resulta que Andrés Vásquez, con una “rabona” es un jugador convocable y hasta Uribe dice que le gustaría tenerlo en la selección. Siempre he querido entender cual es la medida de la capacidad de un futbolista para jugar en una selección peruana. Y es que nos topamos con cada situación que hasta a veces asumimos que ver nuevamente a César Cueto o Teófilo Cubillas jugando encuentros oficiales con la blanquiroja está dentro de concretas posibilidades. Ahora, basta con una muy buena jugada hecha por el futbolista del Goteborg sueco para que muchos reclamen su llamado.
Empero, nadie repara en que el fútbol es un juego prioritariamente colectivo y no individual, que hasta Paúl - mi pata de partidos de cada miércoles en el Club de Prensa- y el incomprensible Johan – otro pata del Club de Prensa- intentan cada tanto la famosa jugadita con algún acierto pero no pasan de 0.5 en rendimiento global. Es más, podemos citar a futbolistas de historia en nuestro país que eran reyes de la pirueta y el metro cuadrado pero nunca de todo el terreno caso “Pitín” Zegarra, que dicen –nunca lo pude ver- hacía malabares con la pelota pero nunca rindió en un seleccionado.
Y con esto no queremos desmerecer las condiciones que pueda tener Vásquez – de sólo 19 años y seguro, buenas condiciones- pero sí advertir que se debe tener un análisis a profundidad para proponer jugadores a nuestra selección, basarse en un rendimiento de tiempo prolongado -y no de dos partidos o uno- y nunca remitirse a un bonito gol o extraordinaria jugada por más dimensión mediática que esta incorpore. Aunque con Uribe –que en su anterior ciclo lo hizo con los desocupados o suplentes Carmona, “Tata” Reyes y “Panchi” Pizarro con nefastos resultados y ahora con otros que calientan banca en sus equipos- todo se puede esperar. ¡Yo me hago 50 pataditas seguidas eh! Hasta la próxima.
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