domingo, 30 de marzo de 2008

¿Ya no cambias?

Hace unas noches me reuní con Anita, la disparatada arqueóloga de la UNT. Enterarnos de la desdicha laboral de un amigo común, además de desear compartir las nuestras propias, nos llevaron a una divertida reunión nocturna amenizada con una parrilla personal, media jarra de sangría y dos latas de cerveza. Y conversar con la chata me supuso reconocerme dentro de un mundo al cual me resistía a pertenecer pero debo decir, casi resignado, me siento inserto.

La loca Ana, tan sincera como extrovertida para decir lo que quiere sin temor a la censura, me enrostró lo que ya alguna muy querida ex pareja me advirtió: mi definido carácter voluble entre feliz y depresivo, mis intermitencias anímicas, mis constantes alegrías y permanentes ataques de crisis existencial que afectan tanto a quienes me quieren y me están llevando a una soledad amorosa que ya no soporto.

La enamorada de la "Vaca" (es el singular y nada masculino apelativo con que bautizó a su novio), además de confesarme sus añoradas travesuras en escenarios cubiertos de grueso humo, música dura y gente “ascendiendo”, me recostó sobre el improvisado diván – asiento de mi auto y describió el diagnóstico de mi dolencia espiritual: “eres un tipo muy cambiante, puedes estar muy feliz pero cada cierto tiempo te atacan tus depresiones y no puedes evitarlo, peor aún, a tu edad no vas a cambiar Oswaldo Rivasplata . Tienes que encontrar una mujer que sea consciente de eso, que sepa que necesitas tener un espacio en soledad para atender tus crisis emocionales y luego regresar”

Lo peor de todo, y tras haber tenido tantas oportunidades para demostrarme lo contrario, es que empiezo a creerle...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Oye tu amiguita tiene razón, que piensas hacer?