domingo, 24 de junio de 2007

Un ángel, Jorgito




Dentro de las mayores satisfacciones que me generan trabajar con poblaciones de grandes carencias hay una que me desborda de amor el alma. Es la historia de un pequeño venido del cielo. Hoy, la comparto con ustedes…

A Jorge Bartolo Morales lo conocimos una mañana de noviembre del 2006, cuando acudimos a la inauguración de una de las sedes de la academia deportiva Sanmachi, en el caserío Nueve de Octubre, comprensión de Lucma, a tres horas de Trujillo. Chelo Cruzalegui, compañero de trabajo instalado en esa comuna, nos había comentado que allí residía un pequeño de extraordinaria candidez y enorme carisma pero que necesitaba ayuda para superar una malformación del rostro devenida en introversión y depresiones para el pequeño agricultor de ocho años.

Llegados al lugar acudimos en su busca y, previa charla con el gerente general de Corporación Minera San Manuel (CMSM), se decidió producir una película que sería presentada al Directorio de CMSM y convertida en el paso inicial para procurar una intervención quirúrgica que permitiera a Jorgito mejorar su salud. Hoy, han pasado varios meses de ese encuentro, y, el último de cuatro hermanos de la familia Morales Romero, ha fortalecido una esperanza que hasta hace unos meses le era indiferente…


“Y como me van a operar tío?, ¿como es eso?, ¿no me va a doler, no tío?”, pregunta continuamente cada vez que lo encontramos en la zona, ya sea pateando una pelota, jugando “bolas” con su “manchita” colegial o pastando sus tiernos cabritos “Luis” y "Blanca”.

Hace unos días visitó Lima por primera vez como parte de un chequeo médico de rigor pre-operatorio. Allí, junto a su querida madre, Veneranda, conoció muchas de sus fantasías plasmadas en enormes edificios, juegos pirotécnicos, figuras gigantes multicolores y “carros que parecían robots tío, grandazos” además de ser acogido especialmente por trabajadores de la sede central de CMSM.


Pero lo más importante, supo que la promesa que se le hizo no era una burla de las tantas que recibe de parte de sus inocentes amiguitos de la escuelita fiscal de Nueve de Octubre u otros incrédulos. Ahora, no deja de contarles a sus gatas “Carmencita Lara” y “Negra Carlota” o a “Luis” y “Blanca” que conoce las coloridas tiendas de la gran Lima donde le compraron ropa y zapatillas de moda, que ha comido postres en la Villa de Don Teo en Moche y pollo a la Brasa en la Huaca Brava de Trujillo, que vio un río gigante que la gente le llama "playa" o "mar", y, sobretodo, que pronto su carita será “diferente”...


Julio será el mes crucial según lo informado por Creando Futuro, la ejemplar asociación benéfica conformada por trabajadores de CMSM y responsable de todas las gestiones para la intervención quirúrgica al pequeño comunero. Y todos estaremos haciendo fuerza junto a él para después, celebrar una enorme fiesta, tan igual como le están preparando, secretamente, sus amiguitos de la escuelita de Nueve de Octubre. Claro que sí. Y gracias por existir Jorgito, por recordarme que tengo mucho de que enorgullecerme, por hacerme sentir vital.

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