martes, 11 de septiembre de 2007

Ser digno (II)



Hoy es martes 11 a las 11 p.m. Acabo de retornar de un frustrado intento por hacer ejercicios en el gimnasio por culpa de los ruegos de mi amigo Chelo. El charapo anda más misio que profe a fin de mes y me pidió que lo jalara hasta el hotel donde se hospeda, tiempo suficiente para perder la opción de hacer un poco de fierros al final de una dura jornada de trabajo.

Pero bueno, no quiero hablar de máquinas ni del tarapotino. Esta noche deseo compartir mi sorpresa por la noctámbula actitud del number one, tan inesperada como digna tras los difíciles sucesos del pasado jueves. Acontecimientos que, si lee la crónica precedente a esta, servirán para entender el porque de mi impacto emocional cuando escuchaba su voz bronquial hace dos noches a través del hilo telefónico. Nunca tan humilde, nunca tan autocrítico, nunca tan imprudente –me llamó a las 2.45 a.m.- pero tan justo a la vez.

Reconoció sus rabietas, pero los sustentó en el marco de un proceso muy complejo como riesgoso en busca de consolidar proyectos de gran inversión. Sin embargo – y esto es lo muy valedero- admitiendo graves excesos y sin evitar una disculpa. “Vayamos para adelante, empujemos el carro…”, solicitó. "Ok, esa es la del líder, reivindicarse ante sus errores", retruqué, alimentando una esperanza de cambio en el controvertido number one.

Y en fin, Aurorita, se dio lo que querias. Mis vacaciones deberán esperar. Asi que (¿hasta que "El Primero" vuelva con sus pataletas?) seguiré corrigiendo tus informes. Pero tampoco te pases pues: se escribe “no te vaYas” mamita…

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