Gozo, sufrimiento, alegrias, penas, subidas, bajadas, amor, desamor, ganar, perder. Pasada la base 30 encuentro - ¡al fin!- el espacio que buscaba para escribir lo que verdaderamente siento - así sea aburrido leerlo-y no parametrarme a las coyunturas noticiosas o requerimientos de un editor de tv, radio o periodico. ¿Quién soy?... un inefable que intenta ser bueno, un extraviado que quiere encontrarse...
miércoles, 23 de abril de 2008
El "Flaco" que recuerdo...
“Oye, viejo, ¿qué tanto piensas en los problemas?, ¡olvídate de ellos por un momento y vamos a celebrar, mejor saca un poco de plata del colchón y ten un poco de alegría!, ¡ la plata no te la vas a llevar a la tumba, ven, vamos a celebrar que mañana será otro día!”
Cada tarde de fin de semana o cada que el clima “hacia sed” y la jornada de trabajo en el vespertino Satélite estaba culminada, don Jorge Salcedo Rocca intentaba convencer a sus coetáneos compañeros de trabajo y de cientos de aventuras periodísticas y otras no tanto, Víctor Hugo Paredes y Gilberto Reyna, para reunirse en algún “huequito” de turno. Pretendía, en base a una buena tertulia y unos cuantos golpes de vasos, alejarlos del cuarto frío y oscuro de sus preocupaciones y recuperarlos a la alegría de vivir , trasladarlos al cálido y brillante bosque de la amistad incondicional y sincera. Hasta conmigo, un tipo muchos años menor y algo antagónico a su carácter tan envidiable, lo intentaba y no siempre con mucho éxito, debo lamentarlo.
El entrañable “Flaco” – como siempre le llamaban sus mayores amigos-, un captador de imágenes fotográficas extraordinario, era la alegría andante. El optimismo transeúnte. Un promotor incansable de felicidad.
Esos valores espirituales estaban a la par con su capacidad profesional. Pues nadie podía discutir su justeza a la hora de apretar el disparador de su cámara fotográfica. O su sagacidad para perseguir la escena propicia y que, sabía, debía captar cuando salía a recorrer las calles y comisarías cada amanecer o cuando se dirigía al estadio Mansiche cada domingo, apurado por un joven impetuoso que ahora intenta reconocerle sus enormes virtudes amicales...
(Hoy, hace poco más de un mes que Don Jorge, como le llamaba, ascendió a mejores escenarios. Con él compartí labores seis años y resulta uno de los gratos recuerdos que tengo de mis inicios como periodista. Por eso escribí esto en una columna de opinión que conservo en el Diario La Industria)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario